domingo, 18 de abril de 2010

¿Cómo Ser un Buen Gerente?

Déjele saber a las personas que se interesa por ellas. Conozca a cada miembro de su equipo, sus metas y aspiraciones específicas. Hable con ellos acerca de su vida fuera del trabajo, especialmente situaciones que puedan estar afectando su desempeño laboral. Cuanto más conozca a las personas, más fácil es identificar qué las motiva.

Ayude a las personas a entender cómo su trabajo se ajusta a las metas de la empresa. Es natural el querer contribuir y hacer la diferencia en su empresa. Es por ello que es tan importante para los gerentes que indiquen claramente la manera cómo cada persona en el equipo añade algo al panorama total. Explicando cómo cada miembro del equipo ayuda en el avance. Incrementando la confianza.

Asegúrese que su equipo fije metas realistas. Metas de períodos inspiran a las personas a la excelencia. Pero hay una gran diferencia entre metas de períodos y objetivos visionarios. Asegúrese de que su equipo se fije metas que puedan alcanzarse. Generalmente la sobredimensión de metas explota dado que los empleados se sienten frustrados.

Indique a las personas como se beneficiarán con una alta performance. Cada vez que rendimos buenos resultados para la empresa, mejora nuestro status. Las recompensas pueden llegar como una mayor compensación financiera, una invitación a unirse al club de ejecutivos, o un reconocimiento en el boletín publicado por la empresa. Depende de usted el asegurarse que su equipo entienda cómo los resultados superiores de parte de ellos rendirán sus frutos a corto y largo plazo en sus carreras.

Escuche las sugerencias, opiniones e ideas. Los gerentes que no valoran lo que su equipo piensa, aplastan la motivación. Como un líder, es su trabajo propiciar una atmósfera en la cual las personas se sientan libres de expresarse. Esté abierto a todas las perspectivas. Explore cada lado de una propuesta antes de tomar una decisión. Esto muestra que respeta los puntos de vista de todos y genera confianza.
Facilite y reconozca. Todos deseamos ser apreciado por nuestras contribuciones y esto pesa más que el cheque del sueldo. De hecho, los estudios muestran que la aprobación y el aplauso son mucho más significativos para las personas que sus ganancias financieras. Cuando un miembro del equipo merezca reconocimiento, de lo de corazón.

Tenga en mente que el logro en sí, es un gran motivador. Nada levanta más la confianza que la experiencia del éxito. Es un poderoso empuje que mueve a las personas a tratar aún más para obtener logros mayores.

Cambie de puesto a las personas que no están aportando. Algunos líderes cometen el error de mantener a personas que no aportan, en un equipo al cual no apoyan. Con frecuencia es de esperar, que la presión del equipo lo inspirará a mejorar su desempeño. Este enfoque funciona a veces. Pero lo triste es que la presencia de miembros de equipos flojos, puede causar resentimiento. Al final, esto puede dañar el espíritu del equipo y evitar la productividad.

Todas estas ideas son relativamente fáciles de aplicar. Seguramente la más difícil de llevar a cabo es la de remover a las personas que no están rindiendo y quienes, de hecho, pueden estar bajando al equipo completo.

Aún así será más simple para usted tomar el paso, si usted considera esto: Las personas saben cuando su desempeño no está cubriendo las expectativas y esto por sí mismo debilita su confianza. Al mover a miembros con bajo rendimiento a situaciones en las cuáles puede mejorar él mismo, usted mejorará la moral de ellos. A cambio, esto encenderá su motivación y animará el entusiasmo del resto.

El paso de amigo a jefe

El nuevo jefe, a no ser que no tenga ni un hueso de sensibilidad, debería sentir un pequeño recelo al mandar a sus antiguos pares, especialmente a aquellos que eran amigos.

Se requieren buenas habilidades interpersonales para asignar tareas de modo colegial y no parecer un pequeño Napoleón pavoneándose de su nuevo poder.

El ascenso también trae acceso a un nuevo mundo de información de dirección. Puede ser difícil guardar secretos a los antiguos confidentes o limitar las sesiones de chismes en la sala de descanso del pasado.

Pero para tener éxito en la dirección, algunas líneas de comunicación generalmente se dibujan. Simplemente es así.

Mientras el jefe recién designado puede tener la promoción y la prisa de las nuevas responsabilidades para salvar cualquier herida emocional respecto de la ruptura con su compinche, es el amigo olvidado quién algunas veces se lleva la peor parte lidiando con la realidad de cambio en las relaciones del trabajo.

Sentirse celoso o abandonado es la naturaleza humana. Y mientras el nuevo jefe puede estar consiguiendo nuevas capacitaciones en liderazgo y mentores, no existe ninguna guía para aquel que no fue ascendido.

Entonces aquí le presentamos algunas ideas de Dale Carnegie Training para manejar el tema:

Trate de eliminar todo sentimiento o resentimiento. Su amigo no tomó el nuevo puesto para herirlo. Además, su posibilidad para avanzar puede ser la siguiente.

Comparta cualquier daño con alguien fuera de su lugar de trabajo. No hable del tema dentro de la oficina porque seguramente regresará a su jefe / amigo.

Recuerde que la transición de su amigo también puede ser difícil. Sea paciente para ver cómo resulta su relación.

Está bien ofrecer críticas constructivas, pero comprenda que ya no está criticando con un par más.

No explote su relación de amistad monopolizando la atención de su nuevo jefe, pero reconozca que su amistad crea capital político que usted puede usar sabiamente para ayudar a su carrera y a su equipo de trabajo.

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